Entre las perlas imperdibles de Siciliaquisiera señalar también las Gargantas de Alcántara. Considerado que las restantes son: la mÃtica Taormina, el muy panorámico burgo medieval de Castelmola, la hermosÃsima ciudad de arte de Siracusa, elValle de los Templos y Agrigento, las Islas Eolias, la vivaracha y pintada Palermo, los mosaicos de Monreale, los históricos asentamientos de Segesta, la Villa Romanadel Casale, los Pantanos de Vendicari, la metrópolis artÃstica de Catania y la hermosÃsima ciudad de confÃn de Mesina, se comprende que esta visita es imperdible en absoluto.
Y no tiene que faltar la jurásica Giardini Naxos cuyos orÃgenes son atados firmemente a lasGargantas de Alcántara y yo les aconsejo de no perdérsela!!!
Este estupendo paisaje que nos regaló la naturaleza en el perÃodo terciario (hace aproximadamente 35.000 años) ha encantado a los viajeros de cualquiera época y nacionalidad, fue destino de romerÃa por parte de un inmenso vaivén de turistas a la búsqueda de los orÃgenes de la naturaleza. En la parte mediana del Valle del Alcántara la feraz vegetación es surcada por una larga y profunda grieta – un verdadero CAÑÓN – dentro del que fluye el rÃo Alcántara.
Es asà que se presentan LAS GARGANTASal visitador nada más bajar del coche o del pullmann y se asoma a guardar de los barrancos a desplomo sobre el pedregal del rÃo. Para bajar al final de la grande depresión fluvial todavÃa existe una empinada senda – abandonada – elementalmente trazada en el pasado con numerosos peldaños en piedra bruta, que permitió durante mucho tiempo el acceso a las Gargantas y en un modo ciertamente no fácil; mientras ahora – más cómodamente – funciona una equipada instalación de ascensores que en menos de un minuto lleva a los visitadores
a pocos pasos de la boca de la garganta que, ya desde el exterior, ofrece un escenario sumamente sugestivo. La horrorosa belleza (realmente de infierno dantesco) viene cada vez más exaltada – a medida que se entra dentro del atolladero – por los nichos, los remolinos y la luz tétrica de los rayos solares que sólo iluminan de reflejo; para quedarse por fin estupefactos observando la asombrosa geometrÃa de aquella infinidad de prismas lávicos que componen la estructura de las paredes, desde cuyos intersticios trasuda y mana agua helada.
Estas GARGANTAS han sido definidas un monumento de la naturaleza, pero nos sea permitido afirmar que también es una obra maestra de la naturaleza por lo que ya diremos más adelante tratando de explicar cómo se han realizado.
El nombre del rÃo, y del valle homónimo, se remonta al perÃodo de dominación árabe, y se refiere a un puente con arcos construido por los romanos y llamado precisamente “Al Qantarahâ€, y capaz de aguantar las fuertes crecidas del rÃo que ofrecen hoy todavÃa un espectáculo impresionante. El Puente se supone, sea el mismo que atravesaba el rÃo en proximidad del confÃn de Giardini Naxos con Calatabiano, hoy bien visible aunque semiderribado y abandonado a si mismo, pero en el curso de la historia los griegos, los romanos, los musulmánes y Federico III de Aragón lo llamaron de modos diferentes (respectivamenteAssinos, Asines, Flumen Cantaris).
Es convicción común, también porque sufragada por noticias indicadas en antiguos textos cientÃficos – que fue precisamente el volcanito Mojo a haber eructado, quizás 28.000 años antes del nacimiento de Cristo, la lengua de lava, larga unos treinta kilómetros, que llegada al mar enfrente de Taorminaha formado la penÃnsula de Cabo Schisó sobre la que, en el siglo VIII a.C., el calcidese Teocle fundó la ciudad de Naxos. La erupción del volcanito de Mojo también habrÃa originado las caracterÃsticas Gargantas del Alcántara, situadas a caballo entre los territorios de Motta Camastra yCastiglione de Sicilia. AllÃ, el agua del rÃo ha logrado, en el curso de los milenios, a modelar las durÃsimas rocas lávicas manadas por la erupción, hasta formar un paisaje único en el mundo por su salvaje belleza, pero de eso ya se hablará en otra parte.
Una vez que se encuentren en la base de laestación turÃstica y queden fascinados por la mÃstica visión, se puede imaginar verdaderamente el infierno Dantesco que hubo hace unos 35.000 años. Las gargantas se pueden remontar caminando por un trecho de unos 200 metros, donde el agua queda baja y no solicita inmersión total. Es en todo caso aconsejable proveerse de bañador y de tenis sin medias, aunque es bien recordar que el agua baja muy frÃa de los montes. Las gargantas nacen de un pequeño manantial, el asta principal tiene origen en los barrancos de los Montes Chirico, Musarra (1.254 m sobre el nivel del mar) y crea problemas de resistencia para los más frioleros, a la entrada de la garganta es posible alquilar botas-petos de goma, que evitan el contacto directo con el agua helada y con las rocas puntiagudas. Indispensables una buena capacidad de equilibrio, para encaramarse sobre las rocas y evitar los pasos en agua más difÃciles, pero también una buena técnica natatoria, si quieren divertirse a atravesar los los laguitos y lanzarse en las aguas profundas desde la cumbre de una cascadilla.
La bajada, caminando, permite de tener una bonita y completa vista de la parte inicial de las gargantas. Llegados al lecho del rÃo las paredes aprietan en el medio una lengua de agua y se presentan en toda su ambigua belleza: negras estructuras geométricas que se yerguen una frente a la otra y se persiguen hacia el cielo.
Las gargantas son recorribles cuando el agua es baja por un trecho incluido entre los 50 y los 200 cm. Normalmente el lecho del rÃo es practicable desde Mayo a Septiembre. El resto del año sólo se puede llegar a la entrada de las gargantas. El remonte puede ser realizado en ascensor. Es posible hacer agrocamping en adecuadas plazuelas. El espectáculo de las Gargantas ejerce sobre los turistas de todo el mundo un gran atractivo.
Y al marcharse, se tiene la impresión de pensar que allÃ, la naturaleza nos haya regalado un trozo de sus origenes.
Del enlace de Giardini Naxos de la autopista Catania – Messina (A18), se toma la estatal 185 en dirección de Francavilla di Sicilia. Recorridos unos 13 km, poco antes de llegar a Motta Camastra(cartel amarillo que indica las gargantas), se gira a la izquierda y, pasando por una reja, se entra en un ancho claro donde un amplio aparcamiento con anexas tiendas de souvenir da la bienvenida a los turistas.